Traducido por Macarena Jorquera Coros
Edúcate sobre la crianza después de sufrir violencia doméstica con estos 3 mitos y verdades ¿Cómo apoyarás a aquellos que sufren de este tipo de violencia en tu comunidad durante octubre, mes de la Concientización sobre la Violencia Doméstica?
Mito #1: Cuando ya no hay abuso y la familia está a salvo, es mejor olvidarlo y seguir adelante.
Verdad: La mayoría de las veces que existe violencia en un hogar, los niños están conscientes de ésta. Incluso si no están presentes cuando ocurre el hecho, es posible que escuchen amenazas, peleas, o noten los signos físicos de abuso como moretones, lágrimas u objetos rotos alrededor del hogar. Quizás ellos mismos también han sido víctimas. Cuando los niños ven, oyen o saben de una u otra manera del abuso que ejerce uno de sus progenitores sobre el otro, tienen muchas emociones, pensamientos y preguntas. Puede resultar difícil discutir sobre el hecho con ellos. Está bien reconocerles que es incómodo y aterrador hablar sobre violencia, pero es esencial para el proceso de sanación dar la oportunidad a tus hijos de expresar sus sentimientos y pensamientos, y que puedan hacer preguntas al respecto.
Cuando hables con ellos, puedes:
Ayudarlos a sentirse más seguros
Asegúrales que la violencia no es su culpa
Enseñarles que la violencia nunca es la forma de resolver los problemas
Hacerlos sentir queridos y comprendidos
Enseñarles que es sano y natural hablar contigo sobre sus sentimientos
Mito #2: Es imposible para los niños amar al abusador y al cuidador.
Verdad: Los niños que han sido testigos de abuso doméstico en sus hogares tienen sentimientos complicados con el abusador y el cuidador. Pueden creer que deben escoger un lado. Quizás estén enojados, tristes o tengan miedo. Quizás estén confundidos porque la persona que era abusiva posiblemente también era cariñosa y divertida en otras ocasiones. Pueden sentir remordimiento, porque creen que el abuso fue su culpa o que pudieron haberlo detenido. Quizás pierdan el respeto por el abusador y el abusado. Todos estos son sentimientos normales para los niños en esta situación.
No esperes que tus hijos sientan lo mismo que tú con respecto al abusador. En cambio, escúchalos y acepta sus emociones. Asegúrales que pueden hablarte con honestidad y que no te enfadarás al escuchar que quieren y extrañan a su otro progenitor.
Mito #3: Las mujeres que han sido abusadas por su pareja son malas madres.
Verdad: A menudo, el dejar una relación abusiva significa lidiar con una gran cantidad de nuevas adversidades. Las mujeres que deciden dejar la relación pueden experimentar dificultades económicas, problemas físicos y emocionales. Esto hace que la vida y trabajo de crianza sea mucho más desafiante. Criar niños que han sido testigos de violencia doméstica, puede ser difícil. Es imperativo para cada progenitor que deje una relación de abuso, reconocer que vivir con violencia, amenazas, y con falta de control sobre sus vidas puede haber afectado su comportamiento hacia sus hijos y su habilidad para ser el tipo de progenitor que se quiere ser. Y lo opuesto también es cierto; a menudo, la violencia doméstica afecta la manera en la que los niños tratan a su progenitor no abusivo. Nada de esto quiere decir que el sobreviviente es un mal cuidador. Más bien, quizás signifique el comenzar una nueva vida libre de violencia, y que el progenitor quiera desarrollar, aprender y practicar nuevas habilidades para la crianza.